miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ficción y realidad sobre un hecho hermoso.

Había terminado de trabajar. Le habían dado la noticia, otra vez debía dejar su país para irse a realizar lo que en su ocupación llaman 'misión'. Iba para su casa pensando en que debería darle la noticia a sus dos hijas. No es que no quisiera que su mujer lo hiciese, pero le parecía lo correcto. Sabía que la extrañaría, pero de todas maneras, la iría a visitar en vacaciones. Jamás dejaría a su país por nada del mundo. Pero las cosas así se daban en aquel entonces (y en este también), debía hacer lo que le pedían, para eso estaba allí.
Llegó a su casa para la hora de cenar. Encontró a su mujer terminando de hacer el arroz de todos los días. La saludó y le preguntó "¿Ya le has dicho a las niñas?" "Pero claro que no" le respondió. Tomó un poco de aire y se fue a buscar a sus hijas. "¡Amanda, Mara! les tengo que decir algo" Aparecieron de detrás de una puerta dos niñas, con restos de risas en sus caras. Eran de piel morena, bajitas y de pelo color castaño. Mara, la más grande, llevaba el pelo corto y lacio, por el contrario, su hermana, Amanda, tenía el cabello largo y con rulos, no tan pronunciados, pero rulos al fin. "Ya que pasa" dijo Mara y las dos miraron a su padre. Éste se agacho hasta llegar a su altura y les dijo "Debemos irnos otra vez" les confesó. Ninguna de las caras de las niñas mostraron mucha emoción por la noticia, aún así, sabían que esto volvería a pasar alguna vez. Desde su último viaje a Uruguay, se habían acostumbrado demasiado a Cuba como para querer irse ahora, después de todo, era su origen, su familia, sus amigos. A pesar de todo esto Amanda preguntó "¿Y a dónde nos iremos ahora?" Francisco se sientió un tanto aliviado, no fue tan terrible como él esperaba, tuvo algunas sospechas sobre su mujer, Mayra, tal vez ella les había dicho algo al fin y al cabo. Lo siguiente que pronunció fue una sola palabra. Una palabra que en ese momento tuvo todo menos alegría, pero ellas no sabían lo que les esperaba allí. "Argentina".
Amanda refunfuñó "¡Argentina! pero arhg, ¡no quiero ir a un país lleno de engreídos y holgazanes!" Su padre no sabía que responderle a esto. Aunque sabía que toda la gente allí no era así, entendía el punto de su enojo. Sólo se limitó a mirarla. Acto seguido se escuchó la voz de Mayra que llamaba a cenar, y los tres integrantes de la familia, se dirigieron hacia la mesa. Todos notaron el aire incómodo de esa tarde, pero nadie dijo una palabra al respecto.
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Terminó de empaquetar todas sus cosas. O por lo menos las que necesitaría. Miró por la ventana de su habitación y aspiro el aire que entraba por ella. Echaría de menos esa esencia, pero sabía que no se podía hacer nada para volver a verla hasta el próximo diciembre. Llevó sus cosas con las de la familia, su madre corría de aquí para allá para terminar de organizar todas las cosas, su hermana estaba sentada en un sillón, esperando a irse y su padre, intentaba calmar a su madre.
Ya se había despedido de sus amigas, las echaría de menos, especialmente a Susana, su mejor amiga. Se quería ir cuanto antes, odiaba las despedidas y más como estas, cuando no es una persona a la que despide, sino un país.
Debía admitir que una parte de ella no se sentía tan frustrada ante el hecho de irse a Argentina. Siempre le habían dicho que era la Europa de latino américa, esto la calmó un poco, pero no lo suficiente como le hubiese gustado.
Unos minutos más tarde, su chofer había llegado. Eso la puso de peor humor, ¡ni siquiera era su propio chofer! era un desconocido, puesto a que el suyo, Rodolfo, que no solamente manejaba un auto, sino que también era amigo de la familia, ya estaba en Argentina, esperándolos.
Estuvo todo el viaje callada, tanto en el auto, como en el avión. Su malhumor no estaba como para reírse. Su hermana Mara, en cambio, estaba exaltadísima ante la idea de viajar en avión, pero Amanda no se sentía como para compartir eso, aunque después se dio cuenta que le hubiese gustado. Al menos la música que pasaban en el avión era agradable.
Llegaron a destino, dónde los esperaba, ahora sí, Rodolfo, quien los llevó a la embajada. En ese mismo lugar, les informaron a cada una de las niñas los colegios donde deberían asistir.
Amanda debía terminar su primario, así que le dieron lugar en un colegio primario público en el barrio de Belgrano, donde se encontraba su casa ahora.
Mara, por el contrario, debía empezar el secundario. La anotaron en el Liceo 9.
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Ya pasaron dos años desde que la familia Delgado Fonseca se encontraba en argentina. Esa mañana Amanda se despertó un tanto nerviosa. Debía empezar en un colegio nuevo, en el de su hermana. Si bien había aprendido a ser una persona muy adaptable a una nueva situación, el hecho de comenzar otra vez de cero la ponía nerviosa.
A pesar de todas sus objeciones en un principio, en su primaria, había logrado hacer amigos y sentirse a gusto. Tenía a su mejor amigo, Manuel, el cual entraría con él en el colegio, aunque en distintos cursos, y recién había terminado con el mejor amigo de éste. No llevaba una mala vida, ni una vida en base a sus penas, por el contrario. Amanda era una chica bastante alegre, eso la hacía agradable.
En fin, allí estaba en la puerta de su nuevo colegio. Sabía que habría gente conocida, dado a que conocía a las amigas de Mara y una de ellas tenía una hermana, Yudith, la cual entraría con ella.
Durante los primeros meses se limitó a estar con 2 personas en su curso. Yudith y Belén. Pero mientras tanto, ajena a ella y a sus relaciones con sus amigas y las de su hermana, otras cosas, que pronto la afectarían, en una buena manera, pasaban en su aula.
Y ahí es donde entro yo. Estaba sentada a unos bancos de distancia de Amy y la miraba con bronca, mientras hablaba con mi mejor amiga, Dalila.

-Boluda, te juro que no me la banco más, DIOS, ¡que se vuelva a su país, por favor!
-Lu, yo se que la detestás y es un poco rara, pero calmate un poco
-Es que ¡aah!
En ese momento llegó Magui, o como yo le decía (y lo sigo haciendo) Cannon.
-¡CANNON!-me gritó, le contesté con un grito igual, la abrazé y después de saludar a Dalu preguntó -¿Qué pasa?
-Nada, estabamos hablando y Lu estaba bardeando a la cubana.
-Es que ¡mirala! esa chica y Yudith quieren plantar una bomba y volarnos a todos.

En fin, ya vieron como era mi opinión a respecto con ella. Seguramente pensarán que muchas cosas no concuerdan, entre la situación que presento y lo que vino después. Justamente por eso, hubo que esperar y ver.
Era un jueves creo, no recuerdo muy bien. Lo que sí recuerdo es que estábamos en el aula 4 y que nos habían cambiado por la última hora.
Todos habían ocupado sus asientos, y como si fuese una película sólo quedaba uno. Y no era mejor lugar que el banco de Amanda. Así que, me tragué mi orgullo, suspiré y me senté, mientras fulminaba a mi mejor amiga con una cara de 'La puta que te parió, alguien máteme' (y sí mis amigos, esa cara existe) Pasó un poco de tiempo en el que no recuerdo si hablamos o que, pero hubo un momento en el que me quise dar cuenta, y estábamos hablando de libros. De las transposiciones terribles que hacen con las películas y de como una vez que viste la película no podés imaginarte a los personajes con otras caras que no sean las de los actores. Yo me ejemplificaba con Harry Potter y ahí fue cuando ella me preguntó por Crepúsculo, me contó toda la historia y los personajes. Me contó tambiñen que iba a haber una película que iba a protagonizar Robert Pattinson, el actor de Cedric Diggory. Me acuerdo que pasamos toda la hora hablando, salimos del aula también hablando. Ese día hubo un click, un cambio. Quedamos en que me iba a pasar el libro por mail y así fue. Sé que hubo un cambio por que cuando me mandó el mail y me leí el libro en dos noches, luego de comprarme el segundo y descubrir que me había pasado la mitad del libro, cuando le reproché no fue con odio ni nada de eso. Fue con gracia y humor y ganas de matarla... en un buen sentido. Nunca más sentí odio por ella. Es más hoy en día me arrepiento por haberlo hecho alguna vez.
Los siguientes acontecimientos se dieron solos. Cuando llegó fin de año ya eramos más amigas de lo que hubiese imaginado. Festejó su cumpleaños yendo al cine con mi mejor amiga, Magus (otra chica), un amigo, Lorenzo y yo. Descubrimos que teníamos un gusto por la música en común, me enseñó bandas que hoy en día escucho y me gustan mucho. Así y de a poco fue como formamos un grupo de 4 personas: Magui, Dalu, Amy y yo. En el verano se fue de vacaciones a su país, y la eché de menos. Aunque sabía que era donde ella quería de estar.
Pasamos de año y entramos a segundo año. Ese año hubo personas nuevas en nuestras vidas y en nuestro grupo, se sumaron Evi, Ianu y Viole. Ahora que tengo tiempo para pensar y reflexionar me doy cuenta que fue el único año entero que pasé con ella. Fue un año excelente. Sobre todo por una cosa. Ese año cumplí 15. Ya sé, ¿Por qué viene al caso? Una de las mejores cosas de mi fiesta de 15 fue estar en la suite con mis 3 amigas adoradas, entre ellas, Amanda. Tengo anécdotas que no voy a olvidar. Me acuerdo de estar cantando entre todas la canción de Sean Kingston "Beautiful Girls" y de cantar con Amy "Oh, Darling" de The Beatles. También me acuerdo de la fiesta (y en cualquier fiesta) la verguenza de bailar al lado de Amy, y digo verguenza, por que no se dan una idea de lo bien que baila esa chica. Definitivamente lleva su caribeñismo en las venas. También de entregarle la vela y decirle básicamente que le da alegría a mis días en el colegio (junto con Praga) y una de las cosas que más llevo en mi corazón es esto, que escribió ella en mi book de firmas : "Lulee!! (monita manía xD)
Tengo una rara costumbre de escribir de última y a pesar de el sueño, que parece que estoy drogada, voy a tratar de escribir bastante bien.
La enfermedad de los "terribles 15" *música de mosquito* (era algo así) se te notó y diagnostiqué 'ansiedad frenética' (cualquiera :P) pero aparecimos Magui, Dalu y yo y te dimos la cura ;).
Sabes que siempre te voy a recordar hasta que me muera si es necesario... (no se le ocurría nada creativo a la mina) y verdaderamente a mi me pone más triste para mí irme que para cualquiera por que hice mi grupo... ustedes y eso es algo que no quiero desacer nunca en la vida pero las circunstancias de la vida me lo impiden.
Te amo, y enserio lo digo porque aprendí a hacerlo... por favor nunca llores después de que me vaya ni te pongas triste porque no te podré consolar ni dar mi apoyo.
Se feliz y de nuevo te lo repito para que se te grabe bien te amo."
Gracias amy. Gracias por todo eso. Yo también te amo y perdoname por no poder cumplir lo que me pediste. En fin, se darán cuenta que para mí estos 3 años, o 2 años y medio, fueron como conocerla de toda la vida, que bastó un mes para quererla tanto, por que es una persona increíble.
En fin, llegamos al 3er año, dónde se nos sumó Delfi, persona que yo no puedo creer que tenga menos de un año en el colegio.
Las cosas que pasamos este año fueron increíbles. Las fiestas, todo. Las cosas que hicimos, las locuras, las risas, todo.
Tendría que quedarme un año entero para explicarles todo lo que pasamos y todo lo que es ella para mí. Así que me voy a limitar a esto, a dar mi testimonio sobre como fueron algunas cosas. Todo esto fue así hasta que llegamos a un día en especial. El sábado 2 de octubre. Ese día estalló todo. Cuando dijo "Y me tengo que ir el domingo que viene" fue algo tan irreal... sigue siendo irreal. Las cosas que pasamos en los últimos días fueron las mejores y las que recuerdo con más nostalgia y algo de tristeza, aunque mucha alegría. Ése sábado, decidimos totalmente ahogar nuestras penas... fue graciosamente desastroso. Le inventamos un trago, para que su estadía deje una marca en una de sus cosas favoritas: El alcohol. Le pusimos "Amanda Manda" y con eso, le hicimos una ronda de brindis. Dónde cada una expresó todo. El mejor momento fue cuando la ronda llegó a ella y la escuchamos contar todo. Como se sentía verdaderamente... sentí que nos dejaba ver una parte de ella que jamás había dejado ver, no sé si tan así, pero de cualquier manera, fue hermoso.
Otra de las cosas que me guardo de los últimos días son, sobre todo los últimos 3 días. Nuestro recital juntas de Regina Spektor, que mi madre en un gesto muy sorpresivo le regaló la entrada. La cena/fiesta de despedida, en la que tuvimos invitados de lujo, como nuestro profesor de matemática. El último día con ella, que lo pasamos en una plaza, nos subimos a una calesita y todo. Y ese mismo día... finalmente, llegó nuestro campamento y los papeles se dieron vuelta. Fuimos nosotras las que dijimos chau. Tengo en la cabeza cuando me llamaron por mi apellido y tuve unas ganas de gritar increíbles. Sabía que tenía que ir, y que iba a ser la última vez que la iba a ver. Me encojí y solté las primeras lágrimas. Me agarró y me abrazó y me dijo "No llores, Luli, nos volveremos a ver, ¡Tenemos un viaje a Inglaterra pendiente y planeado, por dios!" La abracé con todas mis fuerzas, le dije te voy a extrañar, le di un beso y me fui al micro, sin mirar atrás, con la bronca y pocas fuerzas que me quedaban para abstenerme a no mandar a la mierda al mundo. Elegí mi asiento, esperé a mi mejor amiga y la abracé, vinieron las demás y entre todas nos quedamos en silencio, abrazadas. No había más que decir. Sólo necesitábamos eso. A nosotras, y a nadie más.